Seguramente a todos los que tenéis niños en edad escolar os ha llegado en alguna ocasión la nota del cole informando de que hay piojos y que toca revisar cabezas. La primera reacción suele ser de alerta y dependiendo de si ya son conocidos o aún no os habéis topado con ellos, la forma de actuar puede variar.
La primero de todo es no ponerse nervioso/a y por supuesto no adelantarse, es decir, en ningún caso hay que salir corriendo a la farmacia a comprar un kit de emergencia antipiojos y aplicarlo, ya que a lo mejor, a tu hij@ no le ha tocado la china.
Lo que sí debemos hacer es revisar la cabeza del niñ@ detenidamente. Y cómo lo hacemos? Si no estamos muy duchos en el tema, lo mejor es humedecer el cabello del pequeño y hacer un buen peinado con lendrera, desde la raíz hasta la punta del cabello, poniendo especial interés en el cuero cabelludo (la lendrera tiene que tocar el cuero cabelludo). Después de cada pasada observar la lendrera por si hay algún piojo o liendre. Esta tarea os puede llevar 10 o 15 minutos y si no sale nada, es que seguramente no habrá nada. Aún así debéis repetir esta operación todos los días al menos durante dos semanas – que no lo haya cogido ese día no significa que no los pueda coger al día siguiente.
En el caso desafortunado de que nos encontremos con un invitado no deseado entonces hay que prepararse para iniciar una batalla en la que tus armas principales serán la paciencia y la constancia – y por supuesto, una buena lendrera.
Podéis acudir a la farmacia en busca del algún producto antipiojo pero ya os adelanto que el producto mágico no existe, y que no encontrareis ninguno que mate a las liendres (aunque os digan lo contrario) por lo que el trabajo de peinar con lendrera cada día no os lo podeis saltar. Nuestra experiencia nos dice que son pocas familias las que tienen éxito en esta odisea, no por falta de interés, si no por falta de tiempo y por qué no decirlo, poca colaboración por parte del afectado….mamá/papá déjame, mamá/papá no me tires, mamá/papá estoy cansado….y al final siempre nos dejamos alguna liendre que se transformará en piojo y a los pocos días empezará a hacer de las suyas, de forma que cuando ya nos hemos relajado y hemos sacado la bandera de victoria descubrimos que nuestro retoño empieza a rascarse de nuevo y nooo!!! Otra vez!! Vuelta a empezar.
Si no quereis iniciar una dura batalla que terminará por agotaros y sin tener garantía de éxito, lo más cómodo, rápido y eficaz es acudir a PIOKITO.
En una hora aproximadamente resolveréis el problema, sin escuchar una sola protesta del niñ@ y sin estrés. Además revisamos las cabezas de toda la familia y haremos un seguimiento del pequeño durante un mes, tiempo más que suficiente para que los temidos piojos se hayan alejado del entorno de nuestro hij@ y además sin químicos.